El fin de semana pasado mi profesor de didáctica me paso un articulo, al principio vi que era un poco largo, pero al final me lance a leerlo, por eso de que si lo dejaba para más tarde no lo iba a hacer (y más ahora con los exámenes a la vuelta de la esquina), después de leerlo creo que no he desperdiciado los 15 minutos que he tardado en leerlo.
Aquí os dejo algunas de las frases que mas importantes para que os hagáis una idea los que no vayan a leer el texto, que recomiendo leer entero, pero bueno, siempre hay alguien escaso de tiempo.
No es difícil presenciar en una zona infantil, a la salida del colegio o en una calle cualquiera esa misma escena protagonizada por adultos y que la reprimenda (y sus consecuencias) sean reales. Pero, ¿es conveniente recurrir al castigo como herramienta educativa?
"Se ha utilizado y aún se utiliza porque tiene un efecto inmediato sobre el niño y puede evitar un problema puntual pero no sirve para 'enseñar' al niño de forma tan eficaz como otras técnicas educativas. “ Explica Esther Serrano.
Y cómo fomentar que los niños tengan un buen comportamiento?"La forma más rápida y efectiva" de conseguirlo es el refuerzo positivo.
Pilar tiene dos hijos de cuatro y diez años. Aunque ha recurrido al castigo en alguna ocasión, tiene claro que "no funciona" con ellos y que el mejor "estímulo" es que comprueben por sí mismos que si se esfuerzan obtienen "recompensas". Es un 'premio' que obtiene de forma natural, no necesariamente se ha de recurrir a recompensas materiales. Resuelto este problema, empieza a perfilarse otro porque ahora demanda la consola con demasiada frecuencia y su madre teme que pueda generarle cierta "adicción".
Aunque el castigo no es un método educativo "eficaz", pueden darse, a juicio de esta experta, determinadas situaciones en las que la sanción sea la única manera de "frenar" una mala conducta.
Y por encima de todo, advierte Esther Serrano, "nunca se ha de recurrir al castigo corporal" como puede ser un bofetón o un azote porque "el que pega, enseña a pegar".
Pilar de la Torre, psicóloga experta en comunicación no violenta, imparte desde hace ocho años talleres para "acompañar" a los padres en su tarea educativa y que descubran una nueva forma de relacionarse con sus hijos sin necesidad de recurrir a las recompensas y sanciones, herramientas que, en su opinión, deterioran la relación familiar.
Mar Madrid, madre de una niña de 13 años, abordaba a gritos los conflictos con su hija. "Chillaba porque a mí me habían chillado mucho de pequeña, pero me hacía sentir mal y quería cambiar esa tendencia". Comenzó hace tres años a acudir a los cursos que imparte Pilar de la Torre. Los padres suelen llegar a sus cursos con una carga enorme de "culpabilidad" y "frustración", esta psicóloga les pide que se "paren" a pensar si saben "hacer otra cosa con lo que les está pasando que gritar o aguantarse". La gran mayoría reconoce que no sabe.
El primer paso en ese cambio que se propone es potenciar la escucha, la observación, y analizar las necesidades que nos levan a comportarnos o reaccionar de una determinada manera como padres y escuchar de forma empática a nuestros hijos, sin juzgarlos y poniéndonos en su piel.
Ahora voy a comentar un poco sobre los aspectos que me han parecido más interesantes del artículo, dando mi opinión.
El articulo trata sobre cómo educar a los hijos evitando los castigos y fomentando el refuerzo positivo. La mayor parte de los niños (al menos hablo de cuando yo era niña), hemos recibido castigos y alguna que otra cachetada, cuando hacíamos algo mal, rompíamos algo jugando o nos pasábamos de la hora de estar en el parque, pero al hacer las cosas bien rara vez recibíamos una recompensa. Parece que con esta moda de ser padres comprensivos y modernos, la técnica de los castigos va disminuyendo a la vez que la de las recompensas va aumentando. Aunque todo hay que decir que aún queda gente que dice “a mí me educaron así y mira que educado y estudioso he salido”.
Personalmente no creo que de un día para otro cambie la mentalidad de todos los padres, y comiencen a ver los aspectos positivos de tratan a sus hijos como “iguales”, y no como personas que deben obedecer las normas y los castigos sin rechistar, que esto cuando tienen 8 años aun funciona, pero haber si cuando tenga 18 el niño siguen haciendo caso o se entra en un bucle de peleas sin salida, que acaba por fastidiar una relación Padres-hijos que podía ser al menos llevadera.
En el artículo se nombran varios ejemplos de padres que están asistiendo a cursos para comenzar a oír a sus hijos y fomentar un respeto reciproco. Me parece fantástico que haya padres que tengan iniciativa de cambiar, que vean que hay algo mejor que pegar cuatro gritos y mandarlos a su cuarto castigado, porque aunque es lo fácil, en el fondo acabara por salpicar el tratar a sus hijos así. Habiendo tantos ejemplos de relaciones familiares que mejoran, ya no solo padres con hijos, si no el ambiente familiar que se nota más tranquilo y relajado, una casa en la que entrar sin oír gritos, una casa en la que el niño no vaya asustado porque le van a castigar sin cenar, todo eso mejora la convivencia familiar y las futuras relaciones que los hijos tengan con los padres cuando salgan del hogar, y aun así hay gente que prefiere vivir en una casa con normas horarios y un solo “líder”, sin oír, ni ver lo que sus hijos sienten.
Si bien es cierto que esta práctica, como dice el artículo hay que saber llevarla, implica que los padres sepan cuando y como manejar cada situación porque se te puede ir de las manos, puesto que los niños pueden acabar exigiendo recompensas por todo lo que hacen, y llegar a hacerlo todo simplemente por la recompensa que van a recibir después de hacer los deberes o recoger el cuarto, y esto tampoco es bueno, los niños deben aprender a hacer las cosas porque están bien, y si lleva recompensa mejor pero si no la lleva también hay que aceptarlo y seguir haciendo lo correcto. Por esto ellos deben saber que no siempre habrá recompensa, ya que si no se acostumbraran y después no querrán hacer las cosas sin premios, o las harán solo por el beneficio de hacerlas. Además el texto explica como las recompensas no deben ser materiales, si no que deben ser cosas que los niños quieren, como salir a jugar al parque o ver os dibujitos que quieren.
Este articulo de todos modos, para los padres mas alarmados, no elimina el castigo si no que lo adapta a lo que haya hecho y a la edad del niño. Por ejemplo si hay hecho alguna travesura, que piense un tiempo determinado sobre lo que ha hecho y hacer que se repita la acción para ver como actuaria.
Personalmente el artículo me ha gustado bastante, ya que muestra otra manera de educación familiar que la que conocemos tradicionalmente. Muestra otro punto de vista para las personas que están en contra de los chillidos y los castigos, y lo mejor muestra la manera de cómo conseguir como ser ese padre de película comprensivo pero forme. Lo que este artículo propone es mezclar ambas conductas (castigo y recompensa) para la educación de los hijos, siempre de manera lógica y coherente, ya que muchas veces los padres olvidan que la educación es solo obligación de la escuela, y que en casa también pasan mucho tiempo y aprenden mucho.
Aquí os dejo el artículo para los que estén interesados, os lo recomiendo sinceramente porque aunque parece un artículo largo, para lo que estamos acostumbrados merece la pena:
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/05/31/espana/1338454770.html